El símbolo del pez es uno de los iconos cristianos más antiguos y recordados del cristianismo, quizás, sólo por detrás de la cruz.
Quizá hayas visto el símbolo del pez en coches, portadas de libros y en muchos otros lugares como alusión al cristianismo.
¿Conoces el origen de este símbolo y cómo se convirtió en un icono del cristianismo primitivo y del cristianismo de nuestros días?
Conviene aclarar que los antiguos griegos, romanos y otros pueblos paganos utilizaban símbolos de peces mucho antes que los cristianos.
Pero el pez se asoció rápidamente con el cristianismo, sobre todo como símbolo secreto que hizo una labor casi perfecta entre los cristianos perseguidos.
Aunque los cristianos del siglo I y II utilizaron muchos símbolos, el pez es posiblemente el más importante.
Significado profético del pez – Significado
Los peces, que llenan el mar (en el ámbito bíblico los del río son menos conocidos; cf. como excepción Is 50,2 y Ex 7,18.21; Ez 29,4-5, que se refiere a los del Nilo), han sido creados en el quinto día, como las aves del cielo, con las que están vinculados.
Están bajo el control del hombre, al igual que los demás animales. Algunos, los que tienen aletas y escamas, pueden ser comidos, tanto los de mar como los de río.
Otros, que caminan por el agua en lugar de nadar (del tipo de los mariscos), son impuros.
Los israelitas del desierto echaban de menos los peces de Egipto (Nm 11, 5). Los fenicios y los habitantes de la costa mediterránea, en manos de los paganos, vendían pescado en Jerusalén, por lo que una de las puertas de la ciudad se llamaba «puerta del pescado».
Entre los peces simbólicos del Antiguo Testamento, hay que recordar el gran cetáceo de Jonás * y el pez bueno de Tobías *, que sirve para expulsar a los demonios posesivos, como Asmodeus, y curar enfermedades. La Biblia ha prohibido el culto a los peces.
Vinculados de algún modo a los peces están los grandes monstruos marinos, contra los que Yahvé ha luchado para someterlos. En el Nuevo Testamento hay abundantes referencias a los peces y a la pesca, siempre en el lago de Galilea.
Multiplicación de los panes y los peces. La unión de los panes y los peces en las multiplicaciones constituye uno de los elementos básicos de la tradición galilea, que desde entonces ha sido ampliamente ignorada por la Iglesia, que se ha centrado en el recuerdo del pan y el vino de la Última Cena (Eucaristía *) y ha tendido a pasar por alto el alimento de los panes y los peces.
El mismo relato de las multiplicaciones * de Marcos (6, 30-44 y 8, 1-8), que ha puesto en paralelo los panes y los peces, ha tendido a subrayar posteriormente la importancia del pan (cf. 6, 37-38.44 y 8.1721).
Este proceso ha culminado en la Iglesia posterior, que ha tendido a olvidar la importancia y el significado del pescado, no sólo en la Eucaristía, sino en la misma tradición de las comidas compartidas *.
En este contexto hay que recordar que el pan y el vino de la Cena pierden su significado si se separan de los panes y peces específicos de la comida de la Iglesia.
Es significativo que se hable de panes y peces, y no de panes y carne, lo que se debe al tipo de alimentación en la orilla del lago de Galilea y quizá también al hecho de que los animales terrestres (corderos, toros) están vinculados a los sacrificios del templo y constituyen una dieta más cara.
Antes de ser pastores*, Jesús ha convertido a sus discípulos en «pescadores» de hombres, entendidos por tanto como peces, por el contexto de su trabajo anterior en el lago de Galilea (cf. Mc 1,16-18 par) .
En el mismo contexto, se habla de una «pesca milagrosa», en la que viene a simbolizarse la tarea misionera de la Iglesia posterior (cf. Lc 5, 1-11). El Evangelio de Juan ha ampliado esa escena.
Los siete * discípulos pascuales han pasado la noche sin conseguir nada, pero un desconocido les dice que echen la red al otro lado y consiguen una gran redada, descubriendo así que el desconocido es Jesús y que les espera en la orilla: «Cuando llegaron a la orilla vieron que se había colocado un carbón y sobre él un Pez y un Pan. Jesús les dijo ¡Traed ahora un poco del pescado que habéis cogido!
Pedro subió y arrastró hasta la orilla la red llena de ciento cincuenta y tres peces grandes; y siendo tantos no se rompió la red. Jesús, su propia vida (un pan y un pescado asado). El número de peces ha dado lugar a diversas interpretaciones y evocaciones.
San Jerónimo, en su comentario a Ez 47,6-12, lo interpretó en clave zoológica: los sabios de su tiempo conocían ciento cincuenta y tres clases de peces; con ellos el Evangelio indicaría la totalidad o universalidad de la misión cristiana, dirigida a todos los pueblos (PL 25,474C), como parece evocar la red de arrastre de Mt 13,47.
Pero la mayoría piensa que este número se refiere más directamente a todos los pueblos de la tierra, que en aquella época se pensaba que eran ciento cincuenta y tres.
(3) Jesús pesca. Los discípulos traen a Jesús los ciento cincuenta y tres peces de toda la humanidad; Jesús ofrece su Pan y su Pez a la parrilla, es decir, su propia vida pascual. Tanto el pan como el pez reciben así un carácter eucarístico, son un signo de Cristo.
En esta línea, dentro de la tradición cristiana el pez se ha convertido en un signo de Jesús por su conexión con el agua y con el nuevo nacimiento y no sólo por su carácter de alimento (como el pan).
Así, se dice que los cristianos n Acen del agua bautismal, como los peces: «Nosotros, pececitos como nuestro Pez Jesucristo, nacemos en el agua y nos salvamos permaneciendo en ella». También Clemente de Alejandría cita el pez como símbolo cristiano: los recién bautizados son peces que han sido sacados del agua.
Así dice San Agustín que «el pez asado es Cristo sacrificado». En Joh 123, 2, comentando Jn 21, 8-13). Por otra parte, desde el siglo IV, el nombre griego Icthys, pez, se entiende como un acróstico de la fórmula de la fe.
Desde esta perspectiva, lo que la Iglesia ofrece a (comparte con) los hambrientos acaba siendo el pez sagrado de la fe en Cristo, a veces separado de los panes y peces concretos de la multiplicación, que están en la raíz del Evangelio.
Significado del pez – Simbolismo
La riqueza del simbolismo del pez no tiene parangón en la historia de los significados y emblemas; sobre todo, alcanza un gran impacto en la imaginería cristiana, pues se considera que tiene la fuerza espiritual del Salvador.
La palabra «pez» en griego Ichthys es un ideograma basado en las letras iniciales de la frase griega Iesous Christos, Theo Yios Soter que significa «Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador», por lo que los primeros cristianos lo utilizaban como signo secreto para protegerse de la persecución, ya que se reunían en secreto en las catacumbas marcadas con ese signo.
El pez se menciona varias veces en los Evangelios y destaca en el episodio milagroso de la multiplicación de los cinco panes y los dos peces que pudieron alimentar a una multitud de cinco mil personas.
Además, varios de los doce apóstoles, a los que Jesús llamaba «pescadores de hombres», tenían la pesca como oficio. Su representación más común es la superposición de dos arcos (o dos medias lunas) que se asemejan a su perfil.
Antes de ser utilizado en el cristianismo, el pez se empleaba como amuleto de la fertilidad y aún hoy se utiliza en Norteamérica como amuleto de protección. Como ya hemos dicho, su figura aparece con frecuencia en monumentos y catacumbas; los que se sometían al rito del bautismo eran vistos como peces que renacían de las aguas purificadas.
Además, el Antiguo Testamento cuenta la historia de Tobías y Sara; cómo éste, estando acampado a orillas del río Tigris, vio saltar un gran pez que «quería devorar el pie del muchacho» y que utilizó para curar a su propio padre de la ceguera y a Sarra, su futura esposa, de la maldición que pesaba sobre ella, debido a la cual ya habían muerto siete maridos, porque, como está escrito en la Biblia
«Si se quema el corazón o el hígado del pez ante un hombre o una mujer atormentados por un demonio o un espíritu maligno, el humo ahuyenta todo el mal y lo hace desaparecer para siempre. En cuanto a la hiel, si se unta con ella los ojos de un hombre atacado por manchas blancas, y se sopla sobre las manchas, se cura. «
Para los simbolistas, el pez se asocia a uno de los elementos esenciales, concretamente al agua, que, a su vez, constituye su principio vital.
Para los astrólogos, el simbolismo del pez está relacionado con el duodécimo y último signo del zodiaco, es decir, con Piscis, que es un signo variable, de naturaleza imaginativa y emocional que tiene como elemento el agua.
En el horóscopo, las personas nacidas entre el 20 de febrero y el 20 de marzo pertenecen al duodécimo signo del zodiaco, el signo del pez, que está regido por el planeta Neptuno.
Entre los indios de Perú es muy común adorar a los peces que más abundan en sus redes y, al mismo tiempo, mantienen la creencia de que el primer pez fue creado en el espacio y que todos los demás peces de su especie nacieron de él y, también, todas sus crías para, así, procurar alimento a su pueblo.
Algunos nativos de las Islas Británicas tenían en gran estima a los peces y trataban a las distintas especies con benevolencia antropomórfica, es decir, les atribuían cualidades humanas, ya que pensaban que de este modo los demás peces serían fácilmente capturados.
Además, y como explica Frazer en su valiosa obra «La rama dorada»: «Hay un pez favorito de los ainos, que aparece en sus ríos hacia mayo o junio. Se preparan para la pesca observando reglas de pureza ceremonial y, cuando van a pescar, las mujeres guardan un silencio absoluto en casa, porque si las oyen, el pez desaparecerá.
Cuando capturan el primer pez, lo introducen en la casa, pasándolo por una pequeña abertura en la parte trasera de la cabaña, pero no por la puerta, porque si lo introdujeran por ella, los demás peces lo verían sin duda y desaparecerían. «
Su elección responde a la simbología oriental que sublima el hecho de que la carpa es un pez resistente -que nada a contracorriente- como las personas fuertes que se enfrentan a los obstáculos de la vida.
Hay varias interpretaciones posibles para los sueños con peces. Como su simbolismo es muy positivo, soñar con muchos peces puede indicar suerte y éxito.
Por otra parte, los peces muertos o que se escapan pueden ser indicadores de fracaso y de oportunidades no aprovechadas. La carpa, por ejemplo, es un símbolo de resistencia, valor y perseverancia.
En el arte y la literatura chinos, el salto de una carpa representa un ascenso social.
La perca, a su vez, es considerada por los chinos como un alimento que tiene el propósito de aumentar el deseo, es decir, un afrodisíaco.
¿Tienes alguna pregunta sobre el significado y el simbolismo del pez? Ponte en contacto con nosotros a través de la caja de comentarios.
Conclusión
El primero en hablar del símbolo fue Clemente de Alejandría, hacia el año 150 d.C., que hace una curiosa sugerencia: recomienda a los lectores de una de sus cartas que se hagan grabar sellos con el pez o la paloma.
Clemente no aclara la razón por la que hace esta recomendación, lo que nos lleva a pensar que los creyentes tenían muy claro el significado de estos símbolos; la explicación era innecesaria.
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